19.9.10

Poesía épica

Bardo, compositor, arpista y poeta céltico. Actuaba como transmisor oral de la historia, crítico político, artista y poeta oficial. Su misión era loar las epopeyas nacionales. Los poemas pasaban por transmisión oral de unos bardos a otros, aunque cada uno agregaba toques personales al texto. Para memorizarlos utilizaban ciertas fórmulas como frases hechas y la repetición de versos o grupos de versos. La tradición de los bardos célticos se remonta a la antigüedad, aunque proliferó sobre todo durante la edad media y prerrenacimiento en Gales e Irlanda. Muchos bardos vivían en casas acomodadas, otros eran itinerantes. Los bardos de Bretaña y de la Galia eran considerados una clase social aparte y disfrutaban de sus propios privilegios. Tuvieron especial importancia en Gales, donde solían pertenecer a la nobleza y formaban gremios que fijaban pautas para escribir y recitar. Considerados por los ingleses como políticamente peligrosos, estos gremios llegaron a estar fuera de la ley en varias ocasiones y poco a poco fueron desapareciendo. No obstante, la reunión anual de poetas y músicos galeses, en Eisteddfod, renació en el siglo XIX y continúa hoy día. Algunos textos se conservan desde el periodo medieval, no ocurre lo mismo con la música. Artistas similares han existido en distintas culturas: los gusan armenios, los guslari eslavos o los aoidos de la Grecia homérica.
Juglar, artista profesional del entretenimiento en la Europa medieval, dotado para tocar instrumentos, cantar, contar historias y hacer acrobacias, así como otros trucos de la actuación. La nobleza solía emplear muchos juglares, pero la mayoría eran itinerantes. A partir de 1300 comenzaron a formar gremios en los pueblos. Estos artistas recibieron el nombre de juglares alrededor de 1100, y a menudo se les solía contratar para interpretar canciones escritas por trovadores y troveros.

Los juglares se dedicaban a llevar de ciudad en ciudad las noticias sobre las luchas, las novedades de los palacios de los reyes y hasta los chismes de los nobles. Como no existían los periódicos -y mucho menos la radio o la televisión- ellos eran la mayor, mejor y más actualizada fuente de información, así que todo el mundo los escuchaba: la gente del pueblo se reunía en las plazas y los reyes los invitaban a sus cortes. Muchas veces sus relatos eran largos; si habían presenciado alguna batalla importante o un casamiento, por ejemplo, daban todos los detalles del suceso. Entonces, para que no fuera tan aburrido, montaban un verdadero espectáculo con bailes, malabares, chistes. Y para que no fuera tan difícil recordar todo lo que tenían que contar, lo cantaban: como todas las canciones, esos relatos estaban armados en verso.


Trovadores y troveros, poetas líricos en lengua de provenzal y poetas líricos en francés antiguo. El término deriva del verbo trobar (componer versos). Su actividad se desarrolla en Francia entre finales del siglo XI y finales del siglo XIII. Los trovadores, afincados en la región de Provenza, se inspiraron en el antiguo concepto griego de poema lírico como composición vocal. La poesía de los trovadores figura entre las primeras muestras literarias en una lengua distinta del latín, lengua literaria por excelencia durante la edad media. Sus poemas emplean nuevas formas, melodías y ritmos, originales o copiados, de la música popular. El primer trovador del que se tiene noticia fue Guillermo IX de Aquitania. La mayoría de los 400 trovadores que vivieron en esta época fueron nobles o reyes para quienes componer e interpretar canciones era una manifestación más del ideal caballeresco. La música de los trovadores desapareció progresivamente a lo largo del siglo XIII con la destrucción de los reinos del sur de Francia durante las guerras religiosas, que culminaron con la derrota de los albigenses por el poder papal.
Originalmente, los trovadores cantaban sus poemas en la corte y a menudo celebraban competiciones o torneos musicales; más tarde contrataron a músicos itinerantes, los llamados juglares, para interpretar sus obras. Entre sus temas predilectos figuran el amor, la caballería, la religión, la política, la guerra, los funerales y la naturaleza. Sus formas de versificación eran la cansón (por lo general de amor cortés), la tensón (diálogos o debates), el serventesio (canción política o satírica), el planto (canto fúnebre o endecha), el alba (canción matinal) y la serena (canción nocturna). El acompañamiento musical se interpretaba generalmente con instrumentos de cuerda como la viella (violín medieval) o el laúd. La notación indicaba el tono, pero no el tiempo o el ritmo. En la actualidad se conservan unas 300 melodías y cerca de 2.600 poemas trovadorescos. La música de los trovadores influyó de manera decisiva en el desarrollo de la música profana medieval (véase Música Occidental).

Los troveros desarrollaron su actividad en el norte de Francia y su obra incluye canciones de gesta y poesía cortesana. Sus canciones estaban muy influidas por los trovadores, enviados al norte de Francia en torno a 1137 por Leonor de Aquitania, nieta de Guillermo de Poitiers. Leonor se estableció en la corte parisina tras contraer matrimonio con el rey Luis VII, y trajo consigo a los poetas y músicos de su tierra natal. Los troveros empezaron por copiar y adaptar las obras de los trovadores y más tarde desarrollaron un género propio, similar en su temática y su forma musical al de los trovadores, aunque de carácter más épico. Se conservan cerca de 1.400 melodías y 4.000 poemas escritos por los troveros, el más famoso de los cuales fue Adam de la Halle.